Allá por el año 1988, con mi esposa Silvia solíamos juntarnos
en alguna casa con varias parejas amigas a cenar y matizando entre algunas cervezas
o un buen vino, muchas de esas noches optábamos por quedarnos a jugar juegos de
mesa, tales como el TEG, PICTIONARY, MONOPOLY entre otros.
Pero el asunto era que ninguno de ellos -si bien eran muy buenos juegos-
colmaban en un ciento por ciento mis expectativas. ¡Yo quería otra cosa! Quería
algo que fuese más real y no depender tanto de la suerte. Quería decidir mi
propio destino durante el juego. Comencé así a buscar otras opciones y por
supuesto no encontré nada parecido a mis pretensiones. ¿Cuál era la solución
entonces?: ¡TENIA QUE HACER MI PROPIO JUEGO!, ese que tenga todas
las cosas que yo buscaba y que seguramente le iba a gustar a otra gente que
tuviese esa misma necesidad lúdica.
A partir de allí y como se me daba bastante bien lo creativo, ya que era
mi trabajo -En ese entonces ya dibujaba bastante, trabajaba en una agencia de
Publicidad como redactor creativo y era además guionista de historietas, cosa
que después dejé por el dibujo- comencé entonces a armar ese rompecabezas que
era crear un juego y que por supuesto FUNCIONARA. Lo
principal, el "quí" de la cuestión, diría mi abuela.
Después de innumerables pruebas, bocetos, hacer que todo encajara, darle
atractivo y que pudiera cumplir con todas las expectativas que yo esperaba,
llegué a finalizarlo. Lo cual me llevó seis meses largos, ya que lo tomaba como
un hobby para horas libres.
Una vez que lo tuve listo, hice el tablero a mano (lamento la tecnología
que me faltó en esa época, hubiese sido todo más fácil) tuve que usar el famoso Letraset y
pegar letra por letra de cada texto... un verdadero trabajo de esclavo. Pero
quedó bastante lindo (En la foto pueden verlo).
El tablero original de 1988, escrito y pintado a mano (¡Una pieza de museo!) |
El reglamento de 1988 (Escrito en una máquina Remington, por supuesto) |
Llame a mis amigos para ver si pasaba la prueba de fuego y sí... ¡la
pasó con creces! El juego fue aceptado totalmente por aquellos que
vinieron a tratar de machacarlo (¡Constructivamente, por supuesto!). Y aquí
comenzaba el camino de MAGNATE. Ya era cosa de jugarlo y jugarlo cada
vez que se armaba una reunión y lo bueno de todo esto era que los nuevos
jugadores que se iban sumando me servían para que aportaran sus críticas y
sugerencias y así mejorarlo cada vez más, tenía que lograr que sea el
juego más entretenido que uno pudiese encontrar.
Yo a veces no jugaba
y me quedaba mirando para ver que era aquello que más entusiasmaba del juego y
potenciarlo, y a su vez quitar o disminuir lo que no interesaba tanto. Cuando
se compra un juego, uno no tiene la posibilidad de perfeccionarlo, es así te
guste o no. Este no era el caso de MAGNATE, al no estar editado
comercialmente siempre era posible aportar mejoras...y eso fue lo que lo hizo
excelente en cuanto a su "jugabilidad". Gente de todas las
edades y estratos sociales aportaron su granito de arena y el juego se volvió
ideal para todo el mundo.
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De allí, el otro paso fue ir al Registro de la Propiedad intelectual y
hacer el trámite indicado para asentarlo como juego... un trámite más.
Y la gente se siguió sumando: Los amigos, los amigos de los
amigos y después sus hijos y también los amigos de sus hijos. ¡¡Fue un
éxito de taquilla!! Tanto que muchos insistían sobre cuando el juego
iba a salir a la venta.
Nunca se hizo con esa intención, y lo digo de corazón, realmente. Todo
nació de manera no programada, una cosa fue llevando a la otra y el juego fue
creciendo, tanto en calidad técnica como en el grupo humano que pasaba largas
horas de diversión con él.
Ya en el colmo del hobbista, decidimos hacer con un amigo la versión
"de lujo" del juego, una caja con todas sus piezas en un tamaño
considerable y bien presentada en todo sentido (pueden ver las fotos). Los
tableros se fueron modernizando con el tiempo y hoy el juego está en su máximo
apogeo, siempre visitando una casa u otra, uniendo familias y amigos por
varias, amenas y divertidas horas.
MAGNATE ya estaba instalado en una pequeña sociedad y compitiendo con los
mejores juegos del mercado. No a nivel comercial porque oficialmente no existía
en el mercado pero si a nivel diversión, pues siempre terminaba siendo la
opción elegida al momento de jugar.
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